Los buenos escritores de anime equilibran el desarrollo de los personajes con la progresión de la trama.
Otra maestría oculta de los grandes escritores de anime es cómo equilibran el desarrollo de los personajes con el avance de la trama general. Muchas historias en otros medios fracasan porque impulsan la trama demasiado rápido (los personajes se sienten vacíos) o se centran demasiado en la introspección del personaje (la trama se vuelve pesada). Los grandes escritores de anime logran un equilibrio perfecto, haciendo que cada desarrollo parezca merecido.
Examinemos Naruto. Masashi Kishimoto no solo convirtió a Naruto Uzumaki en un "ninja desvalido y ruidoso", sino que construyó cuidadosamente una historia de múltiples niveles. El sueño de Naruto de convertirse en Hokage es simple, pero cada arco profundiza en su personaje a la vez que avanza en la historia central de paz y conflicto. Los primeros arcos muestran su soledad y su deseo de reconocimiento; los arcos intermedios desafían sus ideales con antagonistas como Pain, quien comparte un trauma similar pero responde de manera diferente; los arcos finales lo obligan a encarnar el liderazgo con el que una vez solo soñó. El equilibrio es claro: el desarrollo del personaje impulsa la trama, y la trama desafía al personaje.
Este secreto también se refleja en la forma en que los guionistas abordan a los personajes secundarios. Los grandes guionistas de anime saben que el protagonista por sí solo no puede soportar el peso de la inversión emocional. Por eso, series como One Piece otorgan a cada miembro de la tripulación de Sombrero de Paja sus propios sueños e historias. Nami no es solo "la navegante": toda su relación con Arlong, su sufrimiento en su aldea y su determinación por dibujar un mapa del mundo la desarrollan como un personaje independiente. Sin embargo, su historia personal también impulsa la trama principal, ya que derrotar a Arlong no se trataba solo de la victoria de Luffy, sino de la liberación del alma de Nami.
Otro ejemplo es Neon Genesis Evangelion. Hideaki Anno creó personajes cuyos colapsos psicológicos eran la trama. La incapacidad de Shinji para "entrar en el robot" no era relleno; era la historia misma, reflejando conflictos existenciales y filosóficos más amplios. Aquí, el desarrollo del personaje era inseparable del progreso de la trama, y eso es lo que hizo que el anime fuera innovador. Una técnica crucial que utilizan los grandes escritores es mostrar el crecimiento a través del conflicto. Los personajes no solo suben de nivel con el entrenamiento, sino que evolucionan al enfrentarse a dilemas morales, pérdidas y fracasos. Consideremos Ataque a los Titanes: Eren Jaeger comienza con un odio ciego hacia los Titanes, pero a medida que avanza la historia, lidia con una moralidad gris, convirtiéndose finalmente en el mismo "monstruo" que una vez despreció. Su desarrollo es la historia, y la historia es su desarrollo.
Este secreto funciona porque los humanos anhelan tanto el movimiento narrativo como la conexión personal. La progresión de la trama satisface nuestra sed intelectual de "qué sucede después", mientras que el desarrollo del personaje satisface nuestra sed emocional de "por qué importa". Los grandes escritores de anime entrelazan ambos, asegurando que los espectadores permanezcan enganchados en ambos niveles.